Nadal levanta su segundo Wimbledon

Nadal levanta su segundo Wimbledon
05/07/2010

Rafa Nadal sigue aumentando su leyenda. Con sólo 24 años ha alcanzado ya la impresionante cifra de ocho torneos del Grand Slam: este segundo Wimbledon, cinco Roland Garros y un Open de Australia, el de las lágrimas de Federer. Pese a acumular dos víctimas ilustres como Federer y Djokovic en su zurrón, el checo apareció en escena doblemente anestesiado por el miedo escénico: por un lado, su primera final del Grand Slam nada menos que en la cuna del tenis; y por otro, muy especialmente, el rival. Nadal, que era tan consciente de su superioridad mental como lo era su rival, fue a lo suyo y no

El hecho de haber disputado ya tres finales en Wimbledon fue determinante en el inicio del partido. Con 3 iguales rompió el saque de Berdych por dos veces para aposentarse con un set arriba. Todo había sido tan sencillo para Rafa que le entraron dudas en el primer juego del segundo parcial: pero, tras casi 10 minutos de juego y hasta tres bolas de break levantadas, superó el único escollo real del encuentro. A partir de entonces se repitió el mismo guión: tanto en el segundo como en el tercer set cada uno aguantó su saque hasta que el checo se desinfló al tener que sacar para no perder. En esos instantes de presión es cuando mayor es la distancia entre Nadal y el resto del mundo mundial. Cuando los demás dudan él huele la sangre y entra a matar.

Cuando Rafa irrumpió en el tenis muchos dudaron, por su tipo de juego, que pudiera ganar torneos grandes fuera de la tierra parisina. Pues bien, el hoy número uno sigue sin perder un partido en la Centre Court desde que Federer le batiera en la final de 2007. En 2008 profanó el jardín del suizo (que buscaba su sexto título consecutivo) y, tras la tendinitis que le dejó fuera del torneo el año pasado, ha vuelto a demostrar que, mientras haya una red, unas líneas y unas pelotas reglamentarias, la superficie ya no condiciona su superioridad.

El Nadal feliz de hoy es la cara opuesta y directamente proporcional a la del chico que en 2009 vio como todo se le volvía en contra, entre lesiones, derrotas y la separación de sus padres. Tal como le educó su familia, supo seguir bregando en la oscuridad y ahora recibe su merecida recompensa. Y regresa doblemente reforzado para confirmar la célebre sentencia de Nietzsche: “Lo que no me mata me hace más fuerte”.

¡Muchas felicidades Rafa!