
Las semifinales del Barcelona Open Banc Sabadell proponen dos duelos intensos. Por un lado se miden los dos últimos campeones, Fernando Verdasco y Rafa Nadal. El madrileño llega fresco tras el abandono del japonés Kei Nishikori transcurridos apenas 6 juegos de su partido de cuartos, mientras que Nadal se presenta pletórico de confianza tras expedientar a Janko Tipsarevic, nº 8 del mundo, por un doble 6-2. Y por el otro lado comparecen David Ferrer, gran protagonista desde hace años en Barcelona, aunque siempre de reparto, y la gran revelación de la semana, el cañonero canadiense Milos Raonic
Nadal no conoce la derrota en Barcelona desde 2003 y ha sumado seis títulos desde 2005, mientras que Verdasco supo aprovechar la ausencia de Rafa en 2010 para ganar aquí batiendo al sueco Robin Soderling en una final de muchos quilates. Sobre tierra está claro que el favorito es Nadal, máxime tras retomar la senda victoriosa el pasado domingo en Montecarlo, donde a la octava cantó ´Mambo´ para superar por fin a Djokovic. Pero Verdasco tiene a favor su condición de víctima propiciatoria y, por tanto, nada que perder y mucho a ganar. Eso, y su enorme talento.
Ferrer, por su parte, se ha ganado el cariño del público barcelonés a base de tesón, constancia y humildad. Ayer levantó nada menos que tres pelotas de partido ante su amigo Feliciano López para plantarse en la que es, atención, su sexta semifinal consecutiva en el torneo. Todas desde 2007, incluyendo las finales perdidas ante Nadal en los años 2008, 2009 y 2011. Toda esa energía, ese espíritu irreductible, esa determinación mental y esa forma de levantar pelotas inverosímiles que tanto le asemeja al propio Nadal, se medirán al tenista que ha sacudido el torneo a base de golpetazos violentos, sin anestesia.
Milos Raonic, el pupilo canadiense de Galo Blanco, es a sus 21 años el número 25 del mundo y está en plena eclosión a la búsqueda de su propio listón. Muchos le sitúan en breve como probable inquilino fijo del ´top ten´. Su estrategia es clara, dominar desde el servicio, que a menudo acelera por encima de los 220 km/h, e imponer sus tiros planos, especialmente su demoledora derecha, tal como ha logrado hacer estos días ante Almagro y Murray. Ferrer, por eso, sabe que cuenta con la complicidad de la tierra, donde sus piernas a menudo obran el milagro de acelerar aún más que los tiros rivales. La cuarta final Nadal-Ferrer asoma por el horizonte y habrá que ver si Verdasco o Raonic son capaces de negarla.
Al margen de la competición en sí, el día nos ofreció un momento emotivo en la entrega de la Medalla de Oro de la Real Federación Española de Tenis a Francis Roig. El segundo entrenador de Rafa Nadal acudió a la carpa del RCTB del Village para recibir de manos del presidente de la RFET, José Luis Escañuela, una distinción en agradecimiento a toda una carrera dedicada al tenis. También le apoyaron Albert Agustí, presidente del RCTB, y Albert Costa, director del Barcelona Open Banc Sabadell, así como otros viejos rockeros de la raqueta y compañeros de mil batallas como Jordi Arrese, Tomás Carbonell o Alex Corretja.