Nadal se hunde ante Murray en la final de Tokio

Nadal se hunde ante Murray en la final de Tokio
11/10/2011

Rafa Nadal está experimentando en 2011 la frustración que tantas veces él había hecho sentir a sus rivales. Seis finales consecutivas perdidas ante Djokovic, Wimbledon y Open USA incluidos, son un palo fuerte. Con todo, se entienden por el vendaval de juego que ha mostrado el serbio toda la temporada. Lo que puede preocupar ya algo más es su derrota el domingo en la final del ATP 500 de Tokio ante Andy Murray por 3-6 6-2 6-0. Ese desenlace final tan cruel, después de haber mandado al principio, es algo que jamás le había sucedido al bueno de Rafa.

Nadal se ha distinguido siempre por ser un maestro en el arte de mantenerse en los partidos. De sacarse de la manga los trucos de magia más inverosímiles, a base de fuerza física y psíquica, para contener los arreones de inspiración de sus rivales. Esta vez no hubo disputa. Habrá que ver cómo digiere este golpe, de qué modo recompone su confianza mental. En todo caso, jugando sobre rápida y viendo el deslumbrante nivel de juego del escocés en la final, es un resultado doloroso pero asimilable. 

Nadal abandona Tokio algo trastabillado, cierto, pero el tenis profesional sale muy reforzado. La competitividad existente entre el primer vagón, ese magnífico poker de los cuatro mejores jugadores del mundo, es cada vez mayor y, por extensión, más excitante. Tanto Djokovic como Nadal, Federer y Murray están un peldaño por encima del resto y saben que sus posiciones pueden variar en cuanto uno de ellos se entone algo más que los demás. De todo ello, más allá de esta triste final para Nadal, los primeros beneficiados somos los espectadores.

Esta semana se juega el Masters 1000 de Shangai sin Djokovic ni Federer, por lo que la principal incógnita será ver si Rafa, primer favorito, y Murray , segundo, son capoaces de imponer sus galones para citarse de nuevo en la final.