
Rafa Nadal sacó de nuevo su mejor versión, esa que le permite renacer en los momentos más delicados, para ganar el US Open en una final contra Novak Djokovic que fue todo un monumento al tenis. Tras más de tres horas de eléctricos peloteos, Rafa se anotó su segundo US Open imponiéndose 6-2 3-6 6-4 6-1 y sumando su 13º título del Grand Slam. Está a uno sólo de los 14 grandes de Sampras y a cuatro de los 17 de Federer. Con 27 años y una mejora espectacular sobre pista rápida, el olimpo del tenis está cada vez más a su alcance.
El primer parcial apenas tuvo historia, con un Djokovic desubicado por la excelente puesta en marcha del mallorquín, que soltó el brazo con la confianza de no haber perdido un solo partido en pista rápida en todo el año. En el sexto juego del segundo set llegó el punto del partido. Hasta 54 golpes intercambiaron a raquetazo limpio antes de que Djokovic lograra su primer break para el 4 a 2. Rafa le devolvió el break pero no pudo evitar perder de nuevo su saque, lo que derivó en el 6-3 para Nole.
El serbio había despertado y durante muchos minutos su superioridad fue demoledora, hasta el punto de que Nadal se veía desbordado y, lo que parecía aún más preocupante, sin energía para contrarrestar el vendaval que se le venía encima. Pero Nadal dio de nuevo una lección de entereza, capacidad de sufrimiento y fortaleza mental para acabar anotándose ese tercer set. Primero logró contrarrestar el break inicial de Djokovic y rompió para el 3 a 3.
Con 4 iguales y saque de Nadal, el serbio dio un nuevo arreón de talento y se plantó con 0-40. Pero entonces apareció de nuevo Rafa, puro granito, para disfrazarse una vez más de sí mismo y levantar el juego que le valdría la victoria con un tenis arrollador. El varapalo psicológico para Djokovic fue tal que ya no volvió a levantar cabeza. Todavía desconcertado, cedió a continuación su saque para perder un tercer set que, apenas 5 minutos antes, había tenido en sus manos.
Sin llegar a asimilar el vértigo de lo sucedido, Djokovic claudicó y en el último set dio rienda suelta a su lista de errores no forzados, que se estiró hasta los 51 por los 20 de Nadal. Una vez más, Nadal ganó por su valentía, por su garra y por su determinación por pelear incluso, y sobre todo, en los momentos más complicados. Ausente del circuito durante siete meses en 2012, las lágrimas finales de Rafa fueron el mejor indicativo de lo mucho que ha peleado por volver a estar allá arriba.
La emoción y la calidad del partido también fueron seguidas con entusiasmo desde el RCTB. Pese a la hora del partido, las 11 de la noche en España, cerca de 25 socios se congregaron en el Kilómetro y se mantuvieron expectantes hasta pasadas las dos y media de la madrugada, cuando Nadal completó esta nueva gesta para el tenis español.
¡Felicidades Rafa!