
Rafa Nadal ganó su séptimo Barcelona Open Banc Sabadell al imponerse en una gran final a su amigo David Ferrer por un ajustado 7-6(1) 7-5. A diferencia de las otras tres finales que disputaron en 2008, 2009 y 2011, esta vez sí hubo partido. De hecho, la sensación fue que el alicantino jugó mejor que el número 2 mundial. Pero para ganar a Rafa, como a todos los grandes campeones, hay que imponerse también en los puntos decisivos. Hasta cinco bolas de set tuvo Ferrer con 6 a 5 y saque de Rafa en el primer set. Entre las que salvó de forma magistral Nadal y las que perdonó David por respeto, el
Lo mismo sucedió en el segundo set. Tras contrarrestar meritoriamente un 3 a 1 de Nadal que amenazaba con ser definitivo, Ferrer volvió a mandar con su derecha. Encontró entonces los mejores tiros, incluso con algunos reveses ganadores, y se hizo con las riendas del encuentro. Con el hambre y el desparpajo que provenían de la rabia por haber perdido un primer set que por ocasiones debía haber sido suyo, Ferrer se adelantó 5 a 4 y saque tras una doble falta estrambótica de Nadal. Hasta tres derechas paralelas envió Ferrer más de dos metros fuera en el juego que podía llevarle al tercer set. Pero el punto más cruel fue un smatch próximo a la red que, tras dejar botar la bola, envió ingenuamente donde le esperaba Nadal.
De haber ganado ese punto se hubiera concedido otra bola de set, como las cinco desperdiciadas de la primera manga aunque esta vez con el saque, y la final podría haber entrado en un tercer set que hubiera hecho justicia a la igualdad de la contienda. Pero no lo hizo, sino que a continuación falló otra derecha para regalar el juego y, tragedias del deporte, no volvió a ganar un solo punto más. Nadal agradeció todas esas concesiones, se percató del miedo a ganar de Ferrer y, como buen depredador se fue a por el título. Ganó en blanco tanto su saque para el 6 a 5 como al resto en el juego definitivo. Ocho puntos seguidos para cerrar un partido que fue suyo porque, una vez más, fue mentalmente muy superior en los instantes decisivos. Un dato revelador: cuatro ´breaks´ de 10 posibles para Nadal y tres de 15 para Ferrer.
´Lo siento mucho por David, nunca nadie se ha merecido tanto ganar este torneo´, dijo Nadal en la ceremonia de entrega de premios. Ya en sala de prensa, el manacorí incluso admitió no haber jugado su mejor tenis en la final, corroborando el excelente partido de Ferrer, ´que siempre te lleva al límite´. Y añadió que ´ganar Montecarlo y Barcelona sin perder un solo set es empezar mejor imposible la temporada de tierra. Estoy muy feliz´. Agotados los adjetivos, son los números los que mejor hablan de la dimensión de Nadal: ocho títulos en Montecarlo, siete en Barcelona, seis en Roland Garros, cinco en Roma, 10 torneos del Grand Slam, una medalla de oro olímpica, tres Copa Davis y, atención, solo 25 años.
El día arrancó con la final de dobles, en la que Marcel Granollers y Marc López, la pareja de Copa Davis de este 2012, se quedó a las puertas del título. Tras desperdiciar en el segundo set nada menos que tres match-balls, uno de ellos con el saque de Marcel, se impusieron los polacos Mariusz Fyrstenberg y Marcin Matkowski, 2-6 7-6 (7) 10-8. Fue una verdadera lástima porque tanto Granollers como López son jugadores del RCTB y de haber aprovechado cualquiera de esas tres bolas de partido hubieran podido disfrutar del título en su Club, arropados por el calor de su gente.